jueves, 21 de mayo de 2009

Mírale mientras estás en la luz... Déjate mirar cuando no hay luz

Dentro de poco no me veréis,
dentro de otro poco me volveréis a ver...
Está bastante claro de qué hablaba Jesús...
Pero sus palabras son, también para hoy.
Yo, al menos, las escuchaba como dichas hoy.
Me encantaría estar siempre en la luz,
que cada día fuera para mí, día.
Pero no es así...
Hoy le veo, le siento, le oigo, le palpo;
pero otros días todo es niebla, penumbra,
como si se me hubiera secado el corazón.
No ves, no sientes, no piensas...
El Señor, creo yo, nos estaba avisando
que eso podía pasar,
que estaba dentro de lo posible, casi de lo normal.
Mi vida no encuentra su seguridad en mí...
Vivo tranquilo, no porque Le veo,
sino porque Él me ve.
No porque yo Le ame, sino porque me ama Él.
Descentrarme para ponerle como centro a Él.
Cuando el sol brilla abre tus ojos, deja que te llene la luz...
Pero cuando se hace la noche,
no te desesperes tratando de abrir más y más tus ojos...
Deja sencillamente que te mire Él.

Os queda por oír lo mejor... también hoy


Me quedan muchas cosas por deciros,
pero todavía no las podéis comprender...
Te paras a pensar y te dices:
¿Acaso las sabes tú ya?
¡Cuántas cosas no pueden transmitirse
de padres a hijos, ni de generación en generación!
Porque a ti nadie te conocía antes,
nadie había podido pensar en ti...
Se encontraron contigo en las manos
pero no sabían muy bien qué hacer
salvo amarte con todo su cariño.
Las cosas verdaderamente importantes
quedan entre el Padre y sus hijos.
Me recuerda este evangelio
el día en que Jesús se quedó en el Templo.
Fue con sus padres, ellos querían
que se encontrase con el Padre,
pero seguramente no imaginaron
que la estancia y la conversación
fueran tan largas.
Ciertamente que para Jesús
el tiempo fue mucho más corto.
Nunca se cansaba de escuchar;
el Padre no era nada aburrido,
no se repetía en nada,
todo lo que decía constituía novedad total...
De descubrimiento en descubrimiento.
Amigos, Dios no es aburrido;
nos falta oírle siempre lo mejor...
Está atento; el Espíritu os guiará
a la verdad plena...