sábado, 21 de marzo de 2009

Dios no compra... Dios no está en venta

Un fariseo..., un publicano ante Dios...
A Dios no se le compra,
ni se pueden comprar nuestras vidas.
No basta darle a Dios un tiempo
para disponer libremente del resto;
no se le da a Dios el diezmo
para poder disponer tranquilamente
del resto de nuestra fortuna.
Dios ama hasta el extremo,
sin pasar factura de su amor,
de su creación, de su tiempo.
Amar es su vida.
Y no puede aceptar amores a medias.
El amor tampoco es moneda de cambio...
Amar es compartir vida
y la vida sólo se pierde cuando no se da.
La vida se pierde cuando se cobra por darla
o cuando se paga por recibirla.
La vida sólo se conserva
cuando se regala.