viernes, 27 de marzo de 2009

Jesús no necesita inventarse... ¡ES!

Nadie como Jesús
ha tenido un conocimiento tan profundo
de su persona, de su vida, de su misión;
nadie ha sabido agradecer a Dios como él,
la persona que era, la vida recibida, su misión.
Él sabe que es el regalo por excelencia
de Dios al hombre,
Y siempre trató de que todos pudieran ver
qué maravillas hace Dios
cuando hace a cada hombre.
Su palabra era sencilla,
llena de sinceridad, de verdad, de autenticidad.
Nosotros no estamos acostumbrados
a esa manera de ser...
No sé si estamos orgullosos de ser lo que somos,
pero ciertamente no lo estamos de nuestra historia.
Y es por eso que no hablamos demasiado
ni de nuestras personas ni de nuestra vida.
Y tal vez por eso mismo no creyeron
los hombres de aquel tiempo
que hubiera tanta verdad en sus palabras
cuando hablaba de sí mismo, de su vida...
Eran realidades tan diferentes de la nuestra
que decidieron que no podían ser verdad.
Sin embargo, basta detenerse un poco y pensar en él,
para comprender que ni tenía nada que ocultar,
ni necesitaba inventar nada.
Porque nada podía igualar la persona que era
ni la vida que vivía
ni la relación que mantenía con Dios.
¿Podemos maravillarnos cuando decía de sí mismo:
"yo soy la verdad"?
Sencillamente lo era... ¡y de verdad!