lunes, 27 de abril de 2009

Desde su trono María mira a todos los pueblos de la tierra...


Cuanto más cerca se está de Dios,
tanto más se participa de los sentimientos de Dios.
"Desde su trono de gloria, María mira
a todos los que pueblan la tierra..."
Así rezábamos esta mañana en la oración de Laudes
Ha aprendido muy bien de Dios a estar atenta a todos los hombres.
Es mirada de madre, mirada de amor,
es mirada de preocupación, mirada atenta,
que abrazando a cada uno,
trata de unirnos a todos en lo que somos... su familia.
Esa mirada, amigos, no tiene precio,
vale más que todos los tesoros del mundo.
Es una mirada que te atrae, te transforma
y hace que tú también fijes tu mirada en todos
mirándoles desde el corazón mismo de Dios, de María.
Esa mirada cambia tu vida, ya no puedes vivir sin ella,
vives para ella...
No importa que te lleve hasta morir
por no poder dejar de mirar así;
sientes que en vida y en muerte eres de Dios y de todos.
Tu vida, tus palabras, tu acción son de Dios,
porque tú eres ya posesión de Dios,
eres ya hijo y hermano.
Ser de María es ser ya de todos,
entrar a formar parte de aquellos
a quienes todas las generaciones
proclamaran bienaventurado.