sábado, 14 de marzo de 2009

¿Creéis que Rembrandt sólo sabía pintar?

Jesús sabía que no tenía demasiado tiempo;
lo suyo no es contar cuentos,
La parábola del hijo pródigo
está claro que no es ningún cuento,
es la historia de muchos hijos, y de un solo Padre.
Yo creo que aun a Dios le cuesta entender
cómo habiendo hecho a los hombres
a su imagen y semejanza,
vivan de manera tan diferente...
El mismo Jesús parece que no acaba de creerlo;
y cuando trata de dar ocasión
a que los hombres juzguen sus vidas,
no encuentra otro camino que hablar del Padre:
cómo piensa, cómo habla, cómo actúa.
Y decimos que queremos ser dioses...
Cuando Jesús nos indica el camino,
nos echamos para atrás.
Pero no nos engañemos;
no es que nos cueste ser Dios;
eso no es que nos cueste, no podemos.
Lo que nos cuesta,
es ser hombres... ¡y eso sí podemos!