lunes, 9 de marzo de 2009

Dios nos dice cómo es, para que sepamos cómo somos



Las propias palabras de Dios ya nos dicen
que no basta con oírlas.
Una vez más aparece claro que la palabra de Dios
es, en primer lugar, revelación de Dios, cómo es Dios.
En segundo lugar es una llamada
a nuestro propio ser: somos semejantes a él.
Y es evidente que llevan en sí mismas
no un juicio, sino una invitación a juzgarse.
Si alguien pudiera juzgarnos, es Dios.
Sabe quiénes nos hizo y quiénes somos.
Una vez más, lo recordábamos ayer,
amar es la única manera de ver.
Da tu amor... Dios te da el suyo;
perdona... Dios te da su perdón.
Nunca "se ha comprado" tanto, con tan poco.